Blog

Blog

Personas y perros llevamos conviviendo miles de años, pero desde un tiempo reciente a la actualidad parece que nos hemos ido desconectando de ellos. Desde Entre Rastros no nos es posible entender la convivencia de las familias multiespecies si no es desde el respeto, la empatía y la confianza mutua. Aquí iremos colgando artículos de lectura para saber cómo ganar en bienestar mutuo y aportar así nuestro granito de arena a este mundo maravilloso.

Últimas entradas
¿Crees que nuestras ciudades están pensadas para los perros? Los espacios destinados a ellos, ¿son lo que ellos necesitan? Cada vez soy más consciente de la cantidad de estímulos que hay en las grandes ciudades. No sé si por mí o gracias a Hugo, pero lo cierto es que antes ni me percataba. Ahora, cada vez que me siento incómoda cuando voy caminando por la calle me paro, me quedo un rato intentando captar todos los sonidos y sus diferentes intensidades, los olores, el movimiento. Os puedo asegurar que hay días que es abrumador. Os recomiendo mucho que de vez en cuando lo hagáis, os asegura que vais a alucinar. A ello vamos a unir la cantidad de olores que las humanas no somos capaces de percibir pero que nuestros perros sí. Las ciudades están llenas de cantidad de información de otros perros a través de los marcajes. Perros, en su mayoría, con niveles altos de estrés. Hacerme consciente de esta parte de mi vida me ha llevado a tener mucha más empatía con Hugo porque, al fin y al cabo, yo he elegido esta vida, pero él no. Así que la respuesta es más que evidente: no, las ciudades no están pensadas para los perros. En muchas ciudades los espacios destinados a ellos son los parques de perros o pipican, mal acondicionados, pequeños y, por tanto, saturados. No voy a entrar, en este artículo, a hablar sobre las interacciones entre perros que se dan dentro de estos espacios porque eso daría para otro artículo del blog. Con este artículo lo que pretendo es que nos hagamos un poco más conscientes de lo difícil que es para un perro pasar toda una vida en un entorno urbano, que es normal que se saturen y que no me extraña que terminen teniendo dificultades para gestionar ciertas situaciones del día a día, porque no es para menos. A menudo (tengo que confesar que, más de lo que me gustaría) veo a perros sin posibilidad de parase a oler, de poder observar o, de algo tan simple, como quedarse quietos. Creo que a las personas nos ha entrado una obsesión absurda por tener a nuestros perros “haciendo algo”, “desfogando” porque, claro, un perro tiene que quemar energía. Pues mira, no. Ningún perro, en su estado natural, estaría horas corriendo detrás de una pelota, de un palo o de un frisbee. Los perros son grandes ahorradores de energía, los perros se paran, observan, se tumban a “hacer nada”, disfrutan de la compañía de su grupo social. El estado natural de un perro no es ir a mil revoluciones. El estado natural de un perro es la calma. Es por esto que nuestro mayor objetivo es devolver la naturaleza al perro de ciudad con aquello que le es propio, desde el respeto que les tenemos como esa especie tan maravillosa que son. […] Read more…
¿Juguetes para perros? ¿Sí o no?. Por casa tenemos juguetes de todo tipo, diferentes formas, tamaños y texturas. Es curioso observar cómo Hugo escoge cada juguete según su estado emocional y lo que necesite comunicar. Su pelota naranja es la favorita cuando necesita decirme que ya es hora de comer, los peluches los elije cuando tiene una subida emocional y los desgarra porque esa conducta le ayuda a regularse y bajar “el subidón”, o los que tienen forma de palo porque le gusta llevarlos por la casa y esconderlos. Tengo una caja donde los guardaba, pero al final desistí porque me llevaba todo el día recogiendo juguetes por lo que no es raro ver por mi casa juguetes de Hugo por todas partes. Él los va moviendo según necesita y yo he aprendido a ir con cuidado para no pisar y resbalar. Una norma que Hugo ha puesto en casa es que sus juguetes no se tocan, y una que he puesto yo es, que si lleva un juguete en la boca no se le quita. Era muy normal cuando una visita llegaba a casa y veía a Hugo con su pelota en la boca que se la quitase y empezase a tirarla porque pensaba que Hugo le estaba pidiendo jugar. Y nada más lejos de la realidad, porque cuando alguien llega a casa Hugo usa la pelota para gestionar su preocupación ante una situación desconocida. Una vez pasado ese primer momento continua con la pelota para poder acercarse a la persona y recoger información sobre ella. Luego se aparta y se tumba con su pelota entre las patas para quedarse observando un rato (gracias a la pelota puede decir “no quiero más interacción, de momento”). Pero nos hemos viciado tanto con la idea de tirarle pelotas a los perros que no era de extrañar que se hiciese una lectura completamente errónea de la situación. Y aquello, lejos de ayudar a Hugo le hundía en la angustia, de ahí la importancia de mi norma. ¿Y si Hugo no tuviese esa pelota o cualquier otro juguete a disposición podría hacerlo? Sí, pero el coste emocional para él sería muy alto. La necesidad de que los perros tengan juguetes en casa va mucho más allá de “que se puedan entretener con algo”, son recursos de gestión emocional y una herramienta a través de la cual poder expresarse. Estas son dos de las situaciones que más me encuentro cuando trabajo el tema de juguetes para perros: “No le compramos juguetes porque los rompe todos” “Sus juguetes están guardados y solo se los dejamos a ratos” Los perros usan objetos en su día a día, es un recurso de gran valor para ellos y no debería ni escasear, ni que tengan el acceso restringido solo teniéndolos a disposición cuando nosotras lo decidimos. E igual de importante que lo anterior, los juguetes deben poder romperse. Podemos comprar juguetes de mayor dureza, pero siempre debe haber otros fácilmente rompibles por si necesita descargar. ¿Te imaginas llegar a casa después de un mal día y para poder hacer aquello que te relaja (tumbarte en el sofá, leer un libro, ver la tv, escuchar música, …) tuvieses que resolver antes 20 sudokus? Hombre…pues igual no es lo que más te ayude en ese momento. Nos hemos obsesionado con proporcionarles recursos indestructibles (y aquí también añado la masticación) y además, en el caso de los juguetes, nos empeñamos en que les duren toda la vida. Y sí, ya sé que es un fastidio gastarse un dinero en un juguete que le va a durar dos días pero, ¿acaso no es ésto una percepción humana que, aplicada a otra especie, no tiene mucho sentido? El valor que le damos a los juguetes es completamente diferente porque somos especies diferentes y no podemos imponer nuestro criterio esperando que nuestro perro haga el uso que nosotras esperamos. Así que, porten, zarandeen, rompan, destripen, testeen, comuniquen, hagan cierres…porque así es como, de verdad, vamos a aportarle bienestar y calidad de vida. Invertir en juguetes para perros. […] Read more…
Si hace unos años me llegan a decir que iba a dejar a Hugo coger comida de la calle y que me quedaría tan tranquila, me hubiese echado a reír. Como toda buena hija de vecina pasé por la etapa de quitarle de la boca toda la comida que Hugo cogía por la calle, recuerdo que estando recién adoptado llegué a quitarle un polvorón con envoltorio incluido. Por aquella época me daba terror que pillase comida del suelo, solo veía peligro por todas partes así que allí estaba yo a pelea casi diaria con Hugo. Si habéis pasado o estáis pasando por esa etapa me entenderéis cuando digo que es agotador vivir en ese conflicto permanente y la relación con nuestros perros se ve seriamente dañada a consecuencia de ello. Entonces, si tiene un coste emocional tan alto para ambas partes ¿por qué no salir de ese bucle?, ¿de verdad hay tanto peligro en ello?, ¿qué sentido y cuánto valor tiene ese comportamiento en nuestros perros? Pues es, precisamente, sobre esas preguntas por lo que escribo este artículo, porque a veces hacemos las cosas tan por inercia que espero que mi experiencia y reflexiones os ayuden a que construyáis vuestro propio criterio. Si nos remontamos a los orígenes, todo parece indicar que la convivencia entre la especie humana y canina surgió justo en el momento en el que el ser humano empezó a cambiar de una vida nómada a una más sedentaria. Este hecho hizo que alrededor de esos poblados se acumularan deshechos y residuos lo que captó la atención de aquellos primeros antepasados de perros que acudían a ellos en busca de comida. Dentro de las características que tienen como especie, los perros son animales oportunistas, forma parte de su genética, los identifica, y el basureo no es más que la expresión de ello. Visto así igual no es tan extraño que nuestros perros tengan interés en coger la comida que anda tirada por la calle. Y no, no tiene por qué estar relacionado con el hecho de que nuestro perro esté pasando hambre, es que es un rasgo genético que los define y, por tanto, tiene un gran valor emocional en sus vidas. No solo es coger o no comida del suelo, es no tener que renunciar a ser quienes son, poder expresarse y sentirse libres sin que se genere conflicto o sufrir castigo por ello. Es vivirlo de forma tranquila porque les da sentido. Es que sientan escuchados y entendidos, y no anulados o inhibidos, porque no hay razón para ello. Entender esto fue como ver la luz al final del túnel porque mi perspectiva cambió drásticamente, pasé de pelearme a observar y valorar si realmente había tanto peligro o era una percepción subjetiva sesgada por mis miedos. Me encontré que, en la mayoría de los casos, era comida que alguien había tirado al suelo, sin más peligro, un trozo de bocadillo de algún niño/a, gusanitos, patatas chips…así que empecé a dejar a Hugo cogerla. Con el paso del tiempo los conflictos desaparecieron y Hugo fue ganando confianza en él y en mí. Ya no tenemos conflicto por la comida, su ansiedad por barrer cada resto que nos encontrábamos se ha esfumado, ahora se para a valorar y descartar aquello que no le apetece comer (porque no, no va arrasando con todo, ya no), o si bien no me convence el aspecto que tiene algún resto es capaz de renunciar si se lo pido y no tiene un coste emocional alto para él porque no hay exigencias ni intimidación, ni tan siquiera hay un “No”, hay una comunicación franca y honesta que nace de una relación basada en la confianza mutua. ¿Y con esto quiero decir que todo vale? Para nada, hay “red flags” a las que debemos estar atentas porque, evidentemente, el riesgo existe. Si tu perro come compulsivamente (“pica”) hay valorar si es solo una cuestión de comida o bien se puede tratar de un problema de gestión emocional que debemos atender. Si no puedo garantizar que los restos de comida estén en buen estado le pido que renuncie y nos marchamos. Si hay mucha cantidad de comida toca negociar, en este caso cojo un trozo de comida se lo doy y nos marchamos, al resto toca renunciar, pero al menos su cachito se lleva. Como ya he comentado, no es un tema fácil de abordar, sé que genera bastante controversia y opiniones encontradas. Lo que recojo en este artículo no es más que mi experiencia, mis reflexiones por pararme a valorar pros y contras, llevándome a tomar la decisión que mayor bienestar podía generar en Hugo y en nuestra relación. […] Read more…
En los últimos años hemos podido ser testigos del auge que los productos de masticación o snacks han tenido en el sector de la alimentación para animales de compañía. La cada vez más creciente demanda por parte de las familias que hemos sabido ver los beneficios que el consumo de estos productos tienen en nuestros compañeros caninos y/o felinos ha supuesto que la oferta de snacks sea cada vez mayor. Disponemos de una amplia gama donde elegir, diferentes sabores, texturas, tamaños, etc. Pero… ¿hemos sabido desarrollar un criterio adecuado a la hora de elegir productos para que la masticación sea beneficiosa y no un mal rato para nuestros/as compañeros/as? O, por el contrario, ¿somos más de comprar “según modas”? Hablo en primera persona cuando digo que yo fui de las que compraba snacks para Hugo según el producto de moda, no miraba más allá, y tardé mucho en darme cuenta que aquel momento, lejos de ser un rato de disfrute era toda una pesadilla para él. Con este primer artículo del blog me gustaría acercarte mi experiencia e invitarte a reflexionar hablando de aquellas cosas que me hubiese gustado saber acerca de la masticación y que me habrían ayudado a tomar decisiones más certeras. ¿La finalidad de la masticación es tener al perro entretenido? Lo cierto es que sabemos poco acerca de cuál es el valor que la masticación tiene en perros. En este campo hay una parte que para mi es muy necesaria y que, seguro, irá en auge y es hacer Pedagogía de la masticación. La masticación no debería tener como finalidad “tener un rato entretenido al perro/a”, la masticación es una actividad cotidiana que forma parte de la vida natural del perro. Entonces, ¿cuál es su verdadera finalidad? Permitir al perro su recuperación física y emocional, una vuelta a la homeostasis o autorregulación para mantener un ambiente interno estable de manera funcional. ¿A mi perro le va bien cualquier snack? Pues siento mucho decir, con casi total seguridad, que no. Lo ideal de la masticación es que el producto que decidamos comprar sea el adecuado para nuestro/a perro/a para ello tendremos que tener en cuenta varios factores como posible malformación en la boca, momento y lugar en el que se le da el producto, alergias o intolerancias alimentarias…, pero para mí hay un factor que sí o sí es fundamental y es el estado de emocional del perro. Si la masticación elegida no hace que nuestro/a perro/a salga emocionalmente mejor, no hemos hecho una buena elección. ¿Cuánto tiempo debe estar mi perro masticando? Posiblemente habréis escuchado aquello de que el tiempo ideal para que un perro esté con un snack es de 20-25 minutos y que, pasado ese tiempo, se le retire. El tiempo de masticación va a depender de cada individuo, no se trata de medir los tiempos sino de observar, si la masticación deja de ser consciente y vemos que el perro está sobrepasado y ha decidido empezar a engullir deberíamos descartar ese producto. Si tenemos que llegar al punto de retirarle el snack tampoco será el idóneo, además tendríamos que entrar en tema de renuncia (aunque este es un tema que da para otro artículo del Blog). ¿Más es mejor? Rotundamente NO. Al igual que en la pregunta anterior, el producto tiene que ser “asumible” para el perro, es decir, es una tarea que debe poder finalizar. La masticación no debería dejar al perro cansado o, peor aún, frustrado sino en un buen estado emocional. Los beneficios de una masticación asumible para un perro no solo van a tener un impacto en una mejora de los niveles de estrés, también ayudan al perro a ganar confianza en sí mismo y, por tanto, mejoran su autoestima. ¿Todos los snacks tienen la misma calidad? Aquí no tengo la menor duda, NO. Hay productos que se comercializan como snacks para masticación que llevan entre sus ingredientes colorantes artificiales, BHA, Herbicidas y otros tantos productos dañinos para el organismo pero que dan al producto una apariencia y olor más atractivos. La masticación debe ser siempre un producto natural deshidratado sin ningún tipo de aditivo añadido. Ya solo a modo de conclusión, no se trata de demonizar ningún producto sino de aprender a observar, variar en texturas, tamaño o dureza, atrevernos a manipular para cambiar formas…para mí ha sido el mejor camino hacia una elección certera en los productos que escojo para Hugo. Hasta aquí “mis imprescindibles” acerca de la masticación, espero que esta lectura te sea de ayuda y te aporte algo nuevo. En este primer artículo, no quiero terminar sin dar las gracias a las profesionales con quienes he podido formarme y adquirir los conocimientos básicos que me han traído hasta aquí. ¡Nos vemos en el siguiente artículo! María. […] Read more…
Carrito de compra
Abrir chat
Hola.
¿Podemos ayudarte en algo?