EL CAJÓN DE LOS JUGUETES ROTOS

¿Juguetes para perros? ¿Sí o no?. Por casa tenemos juguetes de todo tipo, diferentes formas, tamaños y texturas.

Es curioso observar cómo Hugo escoge cada juguete según su estado emocional y lo que necesite comunicar.

Su pelota naranja es la favorita cuando necesita decirme que ya es hora de comer, los peluches los elije cuando tiene una subida emocional y los desgarra porque esa conducta le ayuda a regularse y bajar “el subidón”, o los que tienen forma de palo porque le gusta llevarlos por la casa y esconderlos.

Tengo una caja donde los guardaba, pero al final desistí porque me llevaba todo el día recogiendo juguetes por lo que no es raro ver por mi casa juguetes de Hugo por todas partes. Él los va moviendo según necesita y yo he aprendido a ir con cuidado para no pisar y resbalar.

Una norma que Hugo ha puesto en casa es que sus juguetes no se tocan, y una que he puesto yo es, que si lleva un juguete en la boca no se le quita.

Era muy normal cuando una visita llegaba a casa y veía a Hugo con su pelota en la boca que se la quitase y empezase a tirarla porque pensaba que Hugo le estaba pidiendo jugar.

Y nada más lejos de la realidad, porque cuando alguien llega a casa Hugo usa la pelota para gestionar su preocupación ante una situación desconocida. Una vez pasado ese primer momento continua con la pelota para poder acercarse a la persona y recoger información sobre ella. Luego se aparta y se tumba con su pelota entre las patas para quedarse observando un rato (gracias a la pelota puede decir “no quiero más interacción, de momento”). Pero nos hemos viciado tanto con la idea de tirarle pelotas a los perros que no era de extrañar que se hiciese una lectura completamente errónea de la situación. Y aquello, lejos de ayudar a Hugo le hundía en la angustia, de ahí la importancia de mi norma.

¿Y si Hugo no tuviese esa pelota o cualquier otro juguete a disposición podría hacerlo? Sí, pero el coste emocional para él sería muy alto.

La necesidad de que los perros tengan juguetes en casa va mucho más allá de “que se puedan entretener con algo”, son recursos de gestión emocional y una herramienta a través de la cual poder expresarse.

Estas son dos de las situaciones que más me encuentro cuando trabajo el tema de juguetes para perros:

“No le compramos juguetes porque los rompe todos”

“Sus juguetes están guardados y solo se los dejamos a ratos”

Los perros usan objetos en su día a día, es un recurso de gran valor para ellos y no debería ni escasear, ni que tengan el acceso restringido solo teniéndolos a disposición cuando nosotras lo decidimos.

E igual de importante que lo anterior, los juguetes deben poder romperse. Podemos comprar juguetes de mayor dureza, pero siempre debe haber otros fácilmente rompibles por si necesita descargar.

¿Te imaginas llegar a casa después de un mal día y para poder hacer aquello que te relaja (tumbarte en el sofá, leer un libro, ver la tv, escuchar música, …) tuvieses que resolver antes 20 sudokus? Hombre…pues igual no es lo que más te ayude en ese momento.

Nos hemos obsesionado con proporcionarles recursos indestructibles (y aquí también añado la masticación) y además, en el caso de los juguetes, nos empeñamos en que les duren toda la vida.

Y sí, ya sé que es un fastidio gastarse un dinero en un juguete que le va a durar dos días pero, ¿acaso no es ésto una percepción humana que, aplicada a otra especie, no tiene mucho sentido? El valor que le damos a los juguetes es completamente diferente porque somos especies diferentes y no podemos imponer nuestro criterio esperando que nuestro perro haga el uso que nosotras esperamos.

Así que, porten, zarandeen, rompan, destripen, testeen, comuniquen, hagan cierres…porque así es como, de verdad, vamos a aportarle bienestar y calidad de vida. Invertir en juguetes para perros.

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